sábado, 9 de abril de 2016

Cuando nos referimos al tema “maltrato a la mujer”, con frecuencia la primera imagen e idea que se nos viene a la cabeza es sólo  la agresión física, obviando muchas veces otras manifestaciones iguales de dañinas como es la discriminación y la agresión sexual o psicológica.

Analizando las causas que detonan este problema tenemos: la discriminación; el modelo patriarcal y las relaciones de poder; todas ellas evocan comportamientos antiéticos e inmorales por parte del opresor. Quizás el génesis de este dilema ético radica en la desigualdad de género, porque es a partir de este momento que nace el menosprecio y la discriminación que a su vez genera las agresiones físicas y psicológicas por parte de un supuesto género superior (masculino) frente a uno inferior y débil (femenino).

Tomado de :http://es.slideshare.net/darknesspremier/maltrato-a-la-mujer-2-13142996

Son muchos los comportamientos y actitudes que son manifestaciones directas de maltrato a la mujer como son: la intimidación, manipulación, amenazas, humillación, aislamiento, restricciones, limitación de recursos básicos; todas ellas atentando contra la salud mental de las féminas y en el fortalecimiento de la baja autoestima. A esto le podemos sumar la trata de mujeres; abuso a las trabajadoras domésticas; explotación laboral; violencia simbólica o cosificación con burlas; mutilación genital; secuestro; exclusión sexual por embarazo o menopausia; mujer como botín en conflictos armados, etc.

Lastimosamente muchos de estos actos vandálicos e inhumanos de sumisión y tortura están soportados y justificados por la cultura, las tradiciones y la religión; debido a que muchas de sus prácticas denigrantes de la mujer son socioculturalmente aceptadas bajo el machismo cada vez más fortalecido por una inadecuada formación y educación en valores desde la niñez.

Es triste ver en nuestro alrededor todas las manifestaciones de violencia; y  cómo las cifras de feminicidios alarman las estadísticas, se convierten en un riesgo de salud pública,  toda una pandemia social; pero  los gobiernos no fortalecen  sus leyes  con actos tendientes a prevenir, sancionar y erradicar; y más bien se dedican a ocultar una sangrienta realidad y hacerse cómplices de la impunidad.


Tomado de: https://www.youtube.com/watch?v=N-XaKf8d-uM


Como vemos, todos éstos comportamientos que se cometen o justifican van en contra no sólo de los Derechos Humanos fundamentales del ser; sino de las normas que limitan los actos dentro de lo que se debe hacer o es socialmente aceptado como correcto o adecuado; es por ello que el maltrato a la mujer es un dilema ético de prioridad gubernamental y social que debe atenderse; debido a que ignorarlo o cotejarlos nos hace tan violentos como sus actores directos.